Las empresas hoy están en una carrera sin meta, en una carrera contra el tiempo, contra sus recursos, contra su ineficiencia, contra su falta de acción, contra su falta de decisión, contra todo, y sin embargo la premisa es que debemos ir más rápido.

Más rápido que nuestros clientes para identificar qué necesitan y darles ese valor que buscan. Más rápido que nuestra competencia para llegar primero “y pegar dos veces”, más rápido que el desarrollo de las tecnologías para que las soluciones no sean obsoletas, más rápido que como hacíamos antes, y siempre será más rápido de cómo lo hacemos ahora.

Debemos tener cuidado sin embargo, que más rápido no significa descuidar las demás variables que hoy son supuestos dentro de los entregables: la calidad impecable, tanto en el producto/servicio como en la forma de producirlo, entregarlo y soportarlo luego de provisto; y el cumplimiento de normas básicas de gobierno corporativo, seguridad, manejo de riesgos, y obtención de beneficios.



Si bien se ha hecho hincapié en generar procesos “más rápidos” en los procesos principales (mercadeo, ventas, producción, logística, etc.) de la cadena de valor de las diferentes empresas, todavía no se tiene la velocidad requerida para poder competir eficientemente por la prelación de nuestros clientes. Por otra parte, hemos dejado de lado los procesos de soporte (gestión gerencial, compras, tecnología informática, recursos humanos, etc.), no porque no sean importantes, sino porque todavía no terminamos de afinar los procesos que entregan nuestros productos y servicios.

El negocio no necesariamente cambia, así como tampoco cambia lo que se requiere desde hace mucho tiempo con el soporte de la tecnología. Si se requiere más rápido, con tecnologías modernas, que permitan la ejecución de estrategias del negocio sin que la tecnología informática sea un “estorbo” y se convierta más bien en ese facilitador, gracias al cual se pueden ejecutar las estrategias. Un ejemplo de esto lo pueden ver en el video que incluimos en los enlaces relacionados abajo, donde se compara la velocidad en los pits en las carreras de Fórmula 1 entre 195 y hoy. No perdamos de vista que el objetivo sigue siendo el mismo, llegar a la meta en el menor tiempo posible, sin embargo en los cincuentas, hablar de una parada de pits de un minuto era normal. Hoy se mide en pocos segundos. No ha cambiado la esencia, pero si las herramientas, los carros, y la técnica.

Pero como hacemos “más rápido” si todavía ni siquiera estamos en rápido, o en un buen número de casos, ni siquiera con calidad ni oportunidad? Por eso es indispensable poder hacer un plan de trabajo que permita, más temprano que tarde, que podamos brindarle al negocio ser ese apalancamiento para sus estrategias y no quien lo impide.



El primer paso de este plan es “aceitar la máquina”, es decir, resolver todos los problemas transaccionales que tengamos en la empresa. Es necesario que podamos hacer las tareas administrativas del negocio, que si bien son importantes, no agregan valor pero se requieren hacer (administrar el recurso humano, gestionar las cuentas contables, etc.). Hoy ya existe software hecho para todas estas actividades desde gratuito hasta los que valen varios millones de dólares. El hecho es que no se puede quedar 24 meses resolviendo esta problemática, debe ser lo más rápido posible.

El segundo paso es garantizar la disponibilidad de una serie de estándares tecnológicos que permitan la rápida adopción de nuevas tecnologías. Poder conectar lo que todavía no sabemos qué va a aparecer es uno de los requerimientos importantes en este “más rápido”.

Por último, la disposición para la innovación, atendiendo proyectos de rápida implementación, en algunos casos definiendo el alcance por fases, y en otros acortando alcances para victorias tempranas, permitirán que el negocio ensaye nuevas cosas sin altos riesgos y pueda ir incorporando a sus productos y servicios nuevas formas de hacerlos, para agilizar la entrega de valor a los clientes. Es ahí donde está el verdadero valor de la tecnología informática aplicada.

De acuerdo, hay que gatear, para luego caminar, y luego poder correr. Pero no se quede mucho tiempo gateando, y menos si está gateando o caminando en el sentido equivocado. El negocio requiere respuestas en segundos y es probable que su estructura esté preparada solo para dar respuestas en horas. Es necesario revisar su plomería digital para que se aumente la fluidez de la información en el negocio.

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