Los líderes de TI enfrentan el desafío de equilibrar la innovación con la optimización de operaciones. La agenda actual del CIO se centra en la implementación estratégica de tecnologías emergentes, la resiliencia operativa y la gestión eficiente de los recursos.

La fase de experimentación con la inteligencia artificial (IA) ha terminado; ahora, el enfoque se dirige a la entrega de valor medible y seguro para las organizaciones. Los líderes de TI buscan identificar las implementaciones de IA que ofrezcan el mayor retorno de la inversión, priorizando proyectos con base en resultados esperados, en lugar de entusiasmo inicial. Un ejemplo práctico de ello es la integración de herramientas de IA generativa en procesos de ciberseguridad para analizar correos electrónicos sospechosos, alertar al personal y redactar respuestas, lo que ha generado una mejora significativa en la productividad al reducir el tiempo de respuesta de horas a minutos.

Es imperativo para las organizaciones escalar rápidamente las implementaciones de IA para mantener la competitividad, dado el ritmo acelerado de evolución de la tecnología. Esto implica una cuidadosa selección de herramientas de IA que puedan adaptarse a este cambio constante. Al mismo tiempo, la seguridad se mantiene como una preocupación constante, requiriendo diligencia para evitar la exposición de datos, ya sea por ciberataques o por el incumplimiento de regulaciones y la pérdida de confianza de clientes o empleados. La complejidad reside en equilibrar la agilidad con la seguridad y la contención de costos, lo que exige una estrategia de IA inteligente y deliberada.



Operaciones de seguridad para la resiliencia organizacional

La ciberseguridad ha evolucionado de un enfoque puramente defensivo a uno que busca la resiliencia operativa. Las organizaciones reconocen que las intrusiones y disrupciones son una realidad, lo que ha llevado a un cambio hacia programas de seguridad que identifican brechas rápidamente, responden con agilidad y restauran las operaciones en el menor tiempo posible. El objetivo primordial es asegurar la resiliencia frente a la evolución de las amenazas y los atacantes. Esto requiere operaciones de seguridad lo suficientemente ágiles para adaptarse a un panorama de amenazas cambiante y para alinearse con la tolerancia al riesgo de la organización, que también puede variar. La mejora continua y la madurez de las capacidades de seguridad son esenciales en este proceso.

La infraestructura de TI y la velocidad del negocio

La infraestructura de TI debe ser capaz de responder con rapidez a un entorno empresarial dinámico. Construir una pila tecnológica que pueda escalar y contraerse según las necesidades del negocio, y que pueda adaptarse rápidamente a un panorama tecnológico en constante cambio, representa un reto considerable. La modernización de la infraestructura es un objetivo móvil, ya que nuevas y mejores soluciones surgen continuamente, impulsando una evolución constante de toda la infraestructura.



Un factor clave para lograr una infraestructura receptiva es el enfoque en el acceso a los datos, ya que el éxito en la era de la IA y la automatización depende en gran medida de que los datos lleguen a donde se necesitan. La eliminación de la mayor cantidad posible de esfuerzo manual en las operaciones de TI es crucial. Las operaciones «cero contacto» aumentan la velocidad y reducen los costos, permitiendo a los líderes de TI redirigir fondos de gastos operativos a iniciativas de innovación. El objetivo es hacer que las operaciones sean más eficientes para destinar recursos al desarrollo de nuevas capacidades.

Preparando la fuerza laboral para el futuro

El éxito a largo plazo de las organizaciones depende de la identificación continua de las habilidades necesarias para obtener una ventaja competitiva. Esto implica desarrollar estrategias de talento que aseguren la contratación y capacitación para esas habilidades con una visión a futuro. Las estrategias sólidas de mejora y recapacitación son vitales para desarrollar las capacidades adecuadas que impulsan el crecimiento del negocio. Particularmente, es importante asegurar que el talento sepa cómo utilizar la IA para optimizar sus tareas y mejorar su eficiencia.

La investigación sugiere que los trabajadores que no manejan la IA serán desplazados por aquellos que sí lo hacen, más que por la tecnología en sí. Por lo tanto, los líderes de TI deben considerar su preparación para una fuerza laboral híbrida, donde los trabajadores humanos y los sistemas de IA se integran. Esto implica adaptar los modelos de gestión actuales para supervisar una fuerza laboral híbrida, explorando cómo será el futuro del trabajo y cómo gestionarlo de forma segura, responsable y eficiente, sin comprometer la innovación ni violar las regulaciones. La creación de un modelo operativo que permita la colaboración entre humanos y máquinas para generar valor exponencial es fundamental. Es necesario que los empleados perciban la IA como una oportunidad para el crecimiento profesional y la progresión de sus carreras.

El control de costos para impulsar la innovación

Aunque muchas organizaciones aumentan su inversión en TI, el costo de gestionar y mantener la infraestructura actual, junto con las nuevas implementaciones y la innovación, también ha crecido significativamente. Un factor relevante en este incremento son los costos de los servicios en la nube, lo que lleva a algunos líderes de TI a considerar la repatriación de ciertas cargas de trabajo.

Para gestionar estos gastos, un porcentaje creciente de líderes de TI está adoptando FinOps, una práctica que permite controlar los costos operativos. También se está reevaluando qué debe ejecutarse en la nube y qué puede operar en otros entornos, prestando más atención a las operaciones en la nube para minimizar los gastos. Adicionalmente, la racionalización y renegociación de contratos y servicios con proveedores es una estrategia para mantener los costos bajo control.

Es importante entender que este trabajo no busca simplemente reducir el gasto en TI, como pudo haber sido en el pasado. El objetivo es recortar costos en tareas de bajo valor, como el mantenimiento, para reasignar esos fondos a iniciativas de alto valor orientadas al crecimiento y la innovación. La clave radica en determinar el equilibrio óptimo entre gastos operativos (OpEx), gastos de capital (CapEx), deuda técnica y la inversión en innovación. Esto implica una revisión de contratos y servicios para asegurar que contribuyan al crecimiento del negocio, gestionen los costos y fomenten la adopción de herramientas innovadoras por parte de los usuarios. La asignación adecuada de fondos entre el mantenimiento, los proyectos diarios y la innovación es una consideración principal.

Conclusión

La agenda del CIO de hoy se define por la habilidad para navegar un entorno complejo y en constante cambio. La implementación estratégica de la inteligencia artificial, la construcción de operaciones de seguridad resilientes, la modernización de la infraestructura para la agilidad empresarial y la preparación de la fuerza laboral para un futuro híbrido son los pilares sobre los cuales se construye el valor. Todo esto se complementa con una gestión financiera astuta que libera recursos para la verdadera innovación.

 

 

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