Conocer y certificarse en las mejores prácticas no son suficiente, es mas es irrelevante, si no se ponen en práctica.

Luego de más de cincuenta años de historia en la administración de la tecnología informática y todo lo que ello conlleva, en las últimas dos décadas se ha trabajado arduamente para generar conocimiento común que permita, a partir del mismo, generar una excelente administración de estos recursos.

Algunas con más trayectoria que otras, pero todas apuntando hacia el mismo objetivo, en convertirse en un punto de partida para la implementación de procesos que permitan el logro de objetivos claramente estipulados, y además efectuar mejoramiento continuo sobre los mismos procesos.



A riesgo de equivocarnos por agrupación, queremos llamar este conocimiento común las “mejores prácticas” para cada una de las disciplinas. Si bien en un principio se estimó que un solo grupo de procesos, tipificados por IBM en su metodología plasmada en los “libros amarillos” al inicio de los ochenta, hoy tenemos conocimientos mucho más profundos en las diferentes temáticas que conciernen a las empresas. Sin embargo, el tener la “mejor práctica” es el paso más fácil, lo complejo es pasar de la mejor práctica a la práctica en sí misma.

Ilustraremos con algunos ejemplos. Creo que nadie discute hoy que muchas empresas trabajan por proyectos, no solo las tradicionales de tecnología, construcción y demás, sino que en otras empresas también se hacen proyectos internamente, como las campañas publicitarias y la creación de nuevos productos entre otros. Existen hoy tres “bloques de conocimiento” ampliamente aceptados para el manejo de proyectos, sin embargo son pocas relativamente las empresas que realmente lo utilizan.



El Project Management Institute ha recogido en un documento, el “cuerpo del conocimiento” o “Body of Knowledge” con base en el aporte de muchos gerentes de proyecto que en el día a día usan herramientas y técnicas para gestionar sus proyectos. No es un manual de gerencia de proyectos, y tampoco es un Libro de gerencia de proyectos.

El PMBok Reúne, en su más reciente versión, 49 procesos que debería tener uno en cuenta cuando va a emprender un proyecto. Pero hasta ahí no más. Trata mucho del “qué” pero no aborda el “como”. No hay listas de chequeo, ni pasos a seguir, que garanticen la puesta en práctica. Cada empresa deberá a partir de estos aportes del PMBoK y complementar con PRINCE2, ISO21500 y otros ágiles como SCRUM y DSDM, para generar su propia metodología para la gestión de proyectos al interior de su empresa.

CobiT, un conjunto de procesos que reúnen el marco de referencia para el Gobierno de TI, también es solo eso, un marco de referencia, una recopilación de procesos, métricas, actividades que de ejecutarse en un buen nivel de madurez, permitirán garantizar un excelente resultado de la aplicación de la tecnología informática. Pero al igual que con el esquema de manejo de proyectos, CobiT dice qué se debería tener, pero no da ni siquiera pistas de cómo llegar a estas metas.



El último ejemplo que queremos resaltar es el modelo de madurez de capacidades, CMMI, utilizado como mejor práctica en el desarrollo y/o adquisición de software. En este caso hay un conjunto de 22 proceso que dicen lo que se debería hacer para garantizar no solo la calidad sino la durabilidad del software y la pertinencia en su aplicación.

Sin embargo es tan amplio el contenido, y tan abundantes los procesos, que es prácticamente inaplicable en las empresas de software en América Latina que en su gran mayoría son empresas con 10 o menos empleados. En este caso urge, como inclusive se está intentando hacer en países como Colombia, el desarrollo de una mejor práctica más ajustada a la realidad e nuestras empresas.  Por otro lado, ISO 33000 brinda una lista de criterios de calidad para los procesos a ejecutar en el desarrollo de software.

Tres ejemplos que muestran que conocemos los Qué, pero no es suficiente para llegar a los Como, es solo un punto de partida, un punto de partida muy útil y muy valido, pero un punto de partida no mas! El valor se obtiene cuando se pone en práctica!

Se dificulta aún más, cuando los cursos que se encuentran normalmente están orientados a la obtención de una certificación, y no necesariamente a la generación de la capacidad en la implementación.

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