La tecnología no va a esperar a que usted esté listo para aplicarla. Sigue avanzando y si no hace nada para ponerse al día, cada vez se va a quedar más rezagado.

El objetivo de este artículo no es asustarlo, sino más bien que tenga un panorama claro de donde está comparado con donde debería estar, y mejor aún, qué debería estar haciendo para dar el siguiente paso en la aplicación de la tecnología informática al servicio de su negocio.

Lo primero que se debe considerar es lo que se espera de cualquier negocio, inclusive los que son sin animo de lucro: que generen rendimiento financiero (los que son sin ánimo de lucro simplemente no lo reparten, lo reinvierten en sus programas), y que este rendimiento financiero crezca. El resto de los temas tienen manejarse en la medida que le aporten o les resten a estos dos objetivos.



Acto seguido, la tecnología informática tiene que estar apalancando el logro de estos dos grandes objetivos. Si miramos las empresas como un avión, podríamos indicar que una de sus alas sería la producción u obtención del producto/servicio que se vende, y la otra ala sería la parte comercial, que lleva el producto/servicio al cliente, desde su oferta hasta el cobro del dinero. El fuselaje, el tubo de la mitad, sería todos los procesos administrativos de soporte a todo el negocio.

Desde el punto de vista aplicativo, tenemos múltiples alternativas para suplir tanto las dos alas como el fuselaje. Para el fuselaje, el tradicional ERP financiero más el manejo de recursos humanos hacen la tarea suficientemente bien. La premisa para el fuselaje, apuntalando los objetivos iniciales, es ayudar a las tareas administrativas y de gestión al menor costo posible, mejorando la productividad. Inclusive, permiten el crecimiento operativo sin necesariamente tener que aumentar el tamaño del fuselaje.

En el ala de producción o distribución, también tenemos soluciones ya probadas para hacer explosión de materiales, proyecciones de demanda con algoritmos ampliamente probados, manejo de bodegas prácticamente de manera automática, programación de rutas de despacho para optimizar trayectos y costos, y mucha más tecnología. Esto aporta de nuevo a temas de altísima productividad, reduciendo el costo por operación, mientras se favorece la propuesta de valor en la oportunidad de la entrega.



En el ala comercial no se queda atrás la aplicación. Sistemas para manejo de relaciones con los clientes, dispositivos móviles para programar rutas y hacer pedidos en tiempo real, verificación en tiempo real de estado de cartera de los clientes, y hasta portales para clientes donde se pueden “auto atender” a través de sistemas de autoservicio. Todas estas herramientas apuntan a generar mayores ingresos, apuntan al crecimiento sostenido, y si se hace de manera rentable, también aportarán a la rentabilidad impactando el objetivo financiero.

Ahora bien, ¿para qué todo esto? Porque ya se viene la aplicación de la Internet de las Cosas, la analítica de grandes datos de manera accionable, la inteligencia artificial, los mellizos digitales, el blockchain, el aprendizaje de máquinas, la robótica, la realidad aumentada y virtual, y mucha más tecnología (objeto de otro artículo) que exige que las que mencionamos anteriormente ya funcionen como una maquina bien aceitada y sincronizada.

De que sirve tener un sistema de indicadores de gestión en tiempo real para tomar decisiones y hacer proyecciones, si la información transaccional “no cuadra”. De que sirve implementar medidores de existencias en las bodegas o trazar rutas inteligentes, si las existencias en el inventario, o las direcciones de los clientes no son las adecuadas.

En buena parte de las empresas, los ERP están implementados, pero el nivel de confiabilidad sobre la información es tan bajo que hay que establecer estructuras de datos aparte, en otros sistemas, una vez se “limpie y sacuda” la información del ERP. En algunos casos la información del ERP es para cumplir con requisitos tributarios y contables, más que para requisitos de productividad o comercial, lo que dificulta aún más el uso de la información para estas tareas de manera directa.

Es fácil validar qué tanto usa de la información que tiene hoy. Es fácil también validar cual es el nivel de credibilidad que tiene sobre ella, y generar proyectos que permitan elevar este nivel a uno suficiente para que, a partir de la información transaccional, tomada de manera automática, se pueda incorporar las demás tecnologías. ¿Qué está esperando? ¡La tecnología no lo va a esperar! 

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